Enrique Peña es un personaje pintoresco, cómico y cancerígeno. Tanto que en el tiempo que nos reímos de él perdemos parte de nuestra alma, y no es broma.
Sólo pensar que es el primer mandatario del país esta persona que nos han dibujado tanto los medios sociales (a.k.a. redes sociales y demás) como los medios masivos de comunicación "tradicionales" resulta cada vez más claro que nadie dice la verdad.
Mientras en los blogs, en Twitter y demás se burlan del presidente de México por que no sabe leer, o porque no sabe hablar bien inglés o porque confundió Okinawa con Ojinaga, el tipo esta en la silla pensando su siguiente movimiento político con un aparato estatal mucho mas viejo que él, mucho más podrido que él, sostenido por nosotros, gente más estúpida que él.
El estado vive hasta que el ciudadano sin dinero quiere.
