martes, 1 de abril de 2014

Dios existe


Soy ateo formalmente (o salido del closet) desde hace bastante tiempo.
He recibido pocas desaprobaciones, pocos insultos y pocas persecuciones ideológicas por parte de la gente que cree en sus respectivos dioses, aliens o lo que sea. Es un problema común en el entorno donde todos nos movemos encontrar un problema que yo tengo con los demás ateos, con los demás fans de Zelda, con los demás lectores, con los demás escritores (menos Sergio y Mata, que escribir con ellos ha sido genial) y en general con muchas personas que comparten tus gustos, aficiones o maneras de pensar. Es normal encontrar que la mayoría del tiempo te desagrada cuando alguien comparte tus mismas cosas. Más allá de tu necesidad por tener una identidad propia y todas esas cosas que la psicología dice, la experiencia me ha enseñado (y por supuesto a algunos de ustedes también) que las personas suelen ser odiosas cuando se obsesionan con una idea y más si la comparten/defienden/adoran frente a ti o frente a un grupo de personas.

Muchos ateos que he conocido son ateos solo porque en un principio querían alejarse de la tribu y muchos católicos (los católicos rehabilitados que les llaman) son por lo contrario, para formar parte de algo más grande que ellos.

Cuando un ateo normalmente dice que es ateo se pone en modo de defensa (o sea de lado y boca abajo) automáticamente, esperando la lluvia de fuego, cruces y agua bendita, es normal. Eres diferente, eres de otras creencias, no se puede confiar en ti porque no tienes temor a Dios, eres una persona irresponsable y por demás, negativa. Eso es un juicio de rutina para un ateo, es normal. Pero ahí viene el problema, tu, el ateo científico orgulloso de tu origen primate estás naturalizando la intolerancia de un cristiano o creyente aún cuando éste no la haya manifestado.

Ya he escrito sobre ello antes y es bastante cierto que cuando una persona hace esto el problema no solamente no se arregla, sino que se hace más grande, muchas veces el silencio es más importante que hacer que tu interlocutor entienda un punto.

Aldous Huxley en Un Mundo Feliz maneja un concepto bastante aplicable para cualquier situación (desde la pareja hasta el día a día): "La estabilidad es más valiosa que la verdad".
Cuando en alguna situación tengas que revelar tu verdadera forma de pensar, revelala, si no, pues no.
Todos tenemos derecho a la privacidad (mental por lo menos, de lo demás no estoy tan seguro), todos tenemos derecho a participar de manera activa en nuestra sociedad y cosas que impiden la buena convivencia y que interfieren con las interacciones en un equipo de trabajo pueden ser este tipo de situaciones o conflictos ideológicos o en éste caso, religiosos o espirituales.
Uno siempre tiene que desnaturalizar la tolerancia, tiene que destruir la idea de la tolerancia, del respeto hacía las formas de actuar que interfieren con la correcta armonía de nosotros mismos primero y después de nuestro círculo social. Hacer que los demás te acepten por las formas y no por la esencia es la clave para la armonía social.
Desnaturalizar un problema es algo bastante simple en acciones, ¿cómo desnaturalizamos la violencia?.
Hacer de ella como si fuera una vergüenza ser violento, no ignorarla. Ese tipo de cosas, por ejemplo, hacen que una sociedad cambie, gradualmente mientras las actitudes que ya no son útiles para una sociedad son desechadas. Es aprendizaje masivo.

¿A qué me refiero con el título de este post?
Dios existe como problema de convivencia para los ateos, como enfermedad social, como cultura, como identidad nacional (para muchos países) y como mil cosas más, sin mencionar todos sus significados para sus seguidores, y el primer paso para arreglar un problema es aceptar que existe, luego actuar en consecuencia, no perseguir, convivir, aceptar y después, sin una sola palabra, seguir adelante.

Hasta otra.



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